Crónicas de Pobeña
El afán que me ha guiado a escribir estos relatos, estas memorias, no ha sido otro que el de, con estas modestas impresiones, dar conocimiento a mis convecinos...
Un nuevo #gaseosafacts de la bIblioteca de Muskiz (Alpha)
Siempre en Pobeña. Como Kavafis, Hilario sabe que no hay otra ciudad, que es inútil buscarla. Pobeña es un universo suficiente.
El afán que me ha guiado a escribir estos relatos, estas memorias, no ha sido otro que el de, con estas modestas impresiones, dar conocimiento a mis convecinos...
En las Crónicas de Muskiz hay historia verdadera y buena literatura.
Hemos querido dejar constancia de las aportaciones de las mujeres a la vida social, económica y cultural de Muskiz porque muchas veces esta contribución no se ha visibilizado lo suficiente a la hora de contar la historia.
No se trataba de realizar un estudio científico ni académico sobre la situación de las mujeres en esa época, sino de que conocer, a través de las protagonistas, cómo vivieron dicha realidad, cómo organizaron sus vidas, cuáles fueron los trabajos que realizaron, en qué condiciones; cómo eran sus relaciones personales, la educación, el matrimonio, cuáles eran sus metas personales, etc.
El río Barbadun se escapa al carácter común de los ríos de nuestro entorno al estar afectado por las mareas en los últimos kilómetros, conservando buena parte de su naturaleza de marisma..
De no haber mediado la acción del ser humano el municipio de Muskiz estaría cubierto por una masa ininterrumpida de bosques. Tan sólo aparecerían descubiertos los acantilados costeros, las dunas y la playa de La Arena y las marismas anegadas por las mareas
Colindante con estas dunas y acompañando la desembocadura del río Barbadún, encontramos las marismas de Pobeña, cuya extensión se ha visto históricamente reducida por la presión humana, pero que conserva todavía una representación bastante completa de los distintos ambientes propios de las marismas, sobre todo en su margen izquierda.
Colindante con estas dunas y acompañando la desembocadura del río Barbadún, encontramos las marismas de Pobeña, cuya extensión se ha visto históricamente reducida por la presión humana, pero que conserva todavía una representación bastante completa de los distintos ambientes propios de las marismas, sobre todo en su margen izquierda.