Cómics que merecen la pena
El fuego
TweetUn inmenso asteroide se aproxima a la Tierra en trayectoria de colisión. Alexander Yorba, un afamado arquitecto de mediana edad, es el encargado de idear y levantar con urgencia una colonia lunar para asegurar la pervivencia de la humanidad ante el inevitable desastre. Inmerso en dicha construcción, se le diagnostica un tumor cerebral en fase terminal; apenas le restan de vida los mismos meses que faltan para que el asteroide colisione con nuestro planeta. Este dramático hecho hará que se replantee su propia naturaleza profesional y personal, lo que le lleva a renunciar a sus labores en la colonia para reunirse con su familia, con la que apenas tenía contacto. Una decisión que desencadenará una serie de fatídicos acontecimientos que dañarán el crédito profesional y la vida familiar de Alexander, condenándolo a vagar en una dramática, visceral y reveladora odisea por diferentes lugares del mundo; una desesperada carrera hacia el fin de los tiempos, contra la muerte, la locura y su propia y atormentada conciencia.
Un apocalipsis personal que Rubín emplea para “Hablar del mundo que nos rodea. Uso lo personal para hablar de lo colectivo, lo íntimo para hablar de lo político, lo pequeño para hablar de cosas mucho mayores que nos afectan a todos”. Por eso, otra de las grandes reflexiones de El fuego es sobre aprender a convivir con los demás: “El protagonista lleva toda su vida erigiéndose sobre hombros de otros, destrozando todo lo que pasa por sus manos, todo lo que ama, dejando tras de sí tierra quemada… aunque en su cabeza cree que es un héroe y que todo lo que hace es maravilloso y por el bien de los demás. Hasta que todo estalla en el peor momento, con el Apocalipsis a la vuelta de la esquina. Y ya no hay donde huir ni dónde esconderse. No hay lugar para la esperanza ni la redención. El fuego es una metáfora para hablar de nuestro presente y de la necesidad de aprender a convivir con los demás”. (Jesús Jiménez (@vinetabocadillo) en "El cómic en rtve.es")