Philip Marlowe
Imagen tomada de https://crackedrearviewer.wordpress.com/tag/philip-marlowe/Raymond Thornton Chandler (Chicago, 23 de julio de 1888 - La Jolla, California, 26 de marzo de 1959) fue un escritor estadounidense de novela negra. En 1932, Chandler había logrado ser nombrado vicepresidente del Dabney Oil Syndicate pero perdió este lucrativo trabajo a causa de su alcoholismo, su absentismo y sus numerosas aventuras con las secretarias. En 1933, a los 45 años y en medio de la Gran Depresión, se dedicó por entero a escribir en pulps, populares revistas de ficción criminal impresas en papel barato. Gracias a él, la novela negra ganó una dignidad literaria desconocida hasta entonces.
Chandler reconoce que empezó a escribir imitando a Dashiell Hammett pero su estilo es muy diferente: Hammett es seco e impresionista, y Chandler irónico y cínico. Entre 1933 y 1939, produjo 19 relatos, en los que empezó a definir su propio estilo y donde sus personajes empezaron a mostrar algunos de los rasgos que después definirían a Marlowe: ingenio, mordacidad, idealismo y honradez.
Philip Marlowe es un personaje típico de la novela estadounidense de detectives, iniciada por Dashiell Hammett. Bajo la piel del duro y bebedor detective privado, Marlowe es un individuo contemplativo y filosófico. Marlowe adora el ajedrez y la poesía. A pesar de no tener miedo al dolor físico, no usa la violencia para ajustar cuentas. Su moral le permite resistir el hipnotismo de las femme fatales, como Carmen Sternwood en El sueño eterno.
- No me gustan sus modales, señor Marlowe -dijo Kingsley con una voz que, por sí sola, habría podido partir una nuez de Brasil. - No se preocupe por eso, no los vendo. (La dama del lago)
Este diálogo resume la esencia de Philip Marlowe, el detective literario que, con perdón de Sherlock Holmes, ha tenido una mayor influencia y no solo en la ficción. Es impertinente, no tiene un sentido muy estricto de la jerarquía (el tipo con el que habla es alguien que está tratando de contratarle) y, detrás de una capa de cinismo y descreimiento, se esconde alguien con un profundo sentido de lo que está bien y lo que está mal. Marlowe tiene su propia moral, que no siempre encaja con la de la sociedad en la que vive, y está dispuesta a defenderla. En ese sentido es un personaje clásico de la ficción estadounidense, el héroe reluctante, que dice defender sus propios intereses pero que, al final, forzado por las circunstancias, defiende los de todos.Del reportaje "Philip Marlowe: sentimental, impertinente, cínico, adorable" de @galtares