¿Buscas un libro para leer?
Zer edo zer irakurri nahi?
Invitados a cenar
En el que me secuestran los piratas
Miércoles 18 de agosto de 1819
No tengo nada de valiente. Manchado de sangre, rodeado de enemigos
y obligado a emprender un viaje sombrío cuyo destino final no
puedo siquiera imaginar: no soy valiente.
El cabo de una vela proyecta una luz vacilante en mi húmeda
celda. Me han permitido tener un cuaderno y una pluma, pero sólo
después de que insistiera en que para la tarea que se me avecina es
crucial anotar y calcular medidas.
No tengo intención de cooperar mucho tiempo; de hecho, confío
en urdir pronto un plan para escapar. Entretanto, me refugio en
estas páginas en blanco, donde tomo buena nota de la fisonomía
de mis captores y dejo constancia de sus atrocidades para poder dar
cuenta de ellas ante la justicia, pero sobre todo para mantener la cabeza
bien clara, ya que sólo gracias a la misericordia de Dios 10 que
he visto y soportado no me ha hecho enloquecer.
Dormir resulta imposible: las olas me revuelven el estómago y me
siento como si el corazón quisiera salírseme por la boca. La ansiedad
me provoca unas ganas tremendas de orinar, pero mi orinal amenaza
con derramarse con cada bandazo de este maldito barco. Para lavarme
utilizo un paño de cocina sucio, el mismo que llevaba encima cuando
me secuestraron tan cruelmente hace sólo unos días.
Ver cómo mi patrón, el caballero más recto y honesto que Inglaterra
ha engendrado, moría brutalmente asesinado y sin poder defenderse