¿Buscas un libro para leer?
Zer edo zer irakurri nahi?
En Shanghai, para "ahorrar con luz natural", como se suele decir, todos los relojes se adelantaron una hora, salvo en la mansión de los Bai. -Nuestros relojes son antiguos -decían. Sus diez eran las once de todos los demás. Su canto, desacompasado, no seguía el teinpo del huqin* de la vida. Al vaivén del arco, lanzando su chirriante lamento en la noche de diez mil luces, un huqin contaba una historia interminable y melancólica; pero mejor no entrar en ella... Su historia debería haberla interpretado algún actor espléndido, con dos alas de colorete perfilando la blancura nívea de su nariz, cantando, ocultándose la boca con la manga al sonreír... Allí, sin embargo, no había nadie más que el Cuarto Señor Bai , sentado en la oscuridad de un balcón ruinoso, tocando el huqin.
*El huqin (pronunciado juchin) es un violín de dos cuerdas muy habitual en la música tradicional china ~ particularmente en las óperas. (N. de las T.) [...]