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Zer edo zer irakurri nahi?
En los remotos e inexplorados confines del arcaico extremo
occidental de la espiral de la galaxia, brilla un pequeño y despreciable
sol amarillento.
En su órbita, a una distancia aproximada de ciento cincuenta
millones de kilómetros, gira un pequeño planeta totalmente insignificante
de color azul verdoso cuyos pobladores, descendientes
de los simios, son tan asombrosamente primitivos que aún creen
que los relojes de lectura directa son de muy buen gusto.
Este planeta tiene, o mejor dicho, tenía el problema siguiente:
la mayoría de sus habitantes eran infelices durante casi todo el
tiempo. Muchas soluciones se sugirieron para tal problema, pero
la mayor parte de ellas se referían principalmente a los movimientos
de pequeños trozos de papel verde; cosa extraña, ya que los
pequeños trozos de papel verde no eran precisamente quienes se
sentían infelices.
De manera que persistió el problema; muchos eran humildes
y la mayoría se consideraban miserables, incluso los que poseían
relojes de lectura directa.
Cada vez eran más los que pensaban que, en primer lugar,
habían cometido un gran error al bajar de los árboles. Y algunos
afirmaban que lo de los árboles había sido una equivocación, y
que nadie debería haber salido de los mares.
y entonces, un jueves, casi dos mil años después de que clavaran
a un hombre a un madero por decir que, para variar, sería
estupendo ser bueno con los demás, una muchacha que se sentaba
[...]