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1. Los testigos
La noche del 13 de enero, Tatsuo Yasuda invitó a uno de sus clientes al restaurante Koyuki del distrito de Akasaka, en Tokio. Su invitado era un alto cargo ministerial.
Tatsuo Yasuda dirigía un negocio de piezas para maquinaria que había fundado hacía unos años. La empresa había crecido muchísimo los últimos años. Se decía que recibía ayudas del ministerio para muchas cosas, razón que explicaba que Yasuda invitara bastante a menudo a hombres de cierta importancia a cenar al Koyuki.
Yasuda era un cliente habitual. El restaurante no estaba situado en un barrio muy lujoso, pero precisamente por eso allí se disfrutaba de un ambiente más relajado y distendido. Además, el servicio era impecable.
Yasuda solía invitar a sus mejores clientes y, como cabe suponer, no reparaba en gastos. Él mismo decía que era su propio «capital». Sus clientes eran hombres influyentes, pero por más que conociera bien a todas las camareras, Yasuda jamás les revelaba la posición social de sus invitados.
En otoño del año anterior, en ese ministerio había estallado un escándalo de corrupción en el que decían que había varios proveedores implicados. La prensa destacaba que por el momento solo afectaba a los cargos inferiores, pero que en primavera empezaría a salpicar las altas esferas.
En vista de las circunstancias, Yasuda se había vuelto aún más cauteloso con sus clientes. Siempre solía aparecer con los mismos invitados. Las camareras los llamaban «señor Ko» o «señor Uo», pronunciando así la primera sílaba de sus apellidos, pero desconocían por completo la identidad de los comensales. Solo sabían que la mayoría de los clientes de Yasuda eran altos funcionarios del gobierno, pero tampoco les importaba quiénes fueran, puesto que era Yasuda quien pagaba la cuenta, razón por la que el personal del Koyuki se esforzaba en prestarle el mejor servicio.
Tatsuo Yasuda era un hombre de unos cuarenta años. Tenía la frente ancha y la nariz perfilada. Su tono de piel era más bien oscuro y tenía la mirada bondadosa y las cejas pobladas pero bien definidas. Era todo un hombre de negocios y su carácter era franco y abierto. Era muy popular entre las camareras del Koyuki. Aun así, nunca intentaba aprovecharse de ellas y las trataba a todas con la misma amabilidad.
El destino quiso que la encargada de su mesa fuera una chica llamada Toki, por haber sido la primera en servirle. Yasuda la trataba con familiaridad, pero nada parecía indicar que aquella relación de confianza se prolongara más allá del restaurante.
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