¿Buscas un libro para leer?
Zer edo zer irakurri nahi?

1

No todos recibimos lo que nos merecemos. Muchos momentos que cambian el curso de una vida -una conversación con un desconocido a bordo de un barco, por ejemplo- son pura casualidad. Y aun así, nadie te escribe una carta ni te escoge como confesor sin tener una buena razón. Esto es lo que ella me enseñó: que para tener suerte en la vida hay que estar preparado. Hay que poner las piezas en juego.
Cuando me llegó a mí el día, hacía tanto calor que se me habían formado medias lunas bajo las axilas en la blusa que la zapatería proporcionaba a todas las empleadas. -No importa el número -dijo la mujer, a la vez que se secaba la cara con un pañuelo.
Me dolían los hombros y tenía las puntas de los dedos irritadas. Me quedé mirándola; el sudor le había convertido el color rubio del flequillo en un marrón parecido al pelaje de un ratón mojado. El calor de Londres; nunca tiene por dónde escapar. Yo no lo sabía aún, pero aquella mujer iba a ser la última clienta a la que atendería.
-¿Disculpe?
-He dicho -recalcó ella con un suspiro- que me vale cualquier número.