Presentación
Los grafitos navales descubiertos en la iglesia de San Julián de Muskiz nos hablan de la dedicación marinera y comercial de este enclave costero y de la relevancia social que alcanzó en los siglos XVIII y XIX, su época dorada. Evocan una agitada vida portuaria que difícilmente podemos reconocer en el paisaje actual y tienen la capacidad de conectarnos con el mundo de las creencias, costumbres y mentalidades de una sociedad en el pasado.
Se trata de un conjunto de barcos, nombres y signos -24 en total- grabados en la puerta sur de este templo que es emblema de la historia de Muskiz. No son manifestaciones artísticas en sentido estricto. Sin embargo, es difícil no admirar la estética de estos barcos que han sido hábilmente trazados, de forma esquemática pero muy fiel a la realidad y con detalles técnicos tan precisos que solo gentes de la mar podrían conocer.
Los englobamos en el mundo de los grafitos por ser representaciones populares espontáneas, con cierta vocación, eso sí, de perdurar en el tiempo, realizadas posiblemente sin el permiso de las autoridades eclesiásticas y en un lugar en principio no destinado a ese fin, como es la puerta de una iglesia. El grafito es una práctica que esconde una cierta transgresión aunque en este caso lleve las firmas de familias muy influyentes en el ámbito local,
El carácter inédito de los grabados de San Julián, su excepcionalidad –conocemos ejemplos similares en todo el litoral atlántico pero, hoy por hoy, este es un caso único en Bizkaia- y su evidente relación con el transporte marítimo del hierro, nos han animado a difundir este singular hallazgo a través de la publicación que presentamos, la inauguración de una pequeña exposición temporal y la restauración de la propia puerta, que es la pieza estelar de la muestra.
Para llevar adelante el proyecto hemos contado con un grupo de investigadores referentes en sus respectivas materias. Al filólogo Carlos Glaria, a quien debemos el descubrimiento de los grafitos, hemos confiado la contextualización de este enclave que tan bien conoce a través de sus estudios de toponimia. El historiador y director del Museo de Arte Sacro, Juan Manuel González Cembellín, nos ha dado las claves para entender la elección del lugar en el que se realizaron estos grabados, en modo alguno casual. Porque San Julián, además de un tesoro artístico, fue la iglesia matriz de Muskiz y la institución desde la que se rigió, durante siglos, la vida de su comunidad. Finalmente, a Xabier Armendariz, experto en historia marítima y gran conocedor de la temática de los exvotos navales, le ha correspondido descifrar el enigma que se esconde detrás del magnífico conjunto de San Julián: interpretarlo, identificar las embarcaciones, proponer una cronología aproximada y buscar la relación que hay entre unos barcos y otros motivos iconográficos diversos y aparentemente inconexos.
Este trabajo ha sido posible gracias a la colaboración de la iglesia parroquial de Muskiz y a su párroco Sergio Buiza, quien ha facilitado en todo momento nuestra labor, así como la rehabilitación de la puerta y su exhibición en El Pobal. También a la empresa Petronor por su respaldo a las actividades del museo desde su inauguración en 2004.
Por último, hemos de agradecer de manera especial la implicación del Ayuntamiento de Muskiz, que desde el principio ha creído en el proyecto, consciente del valor patrimonial de este conjunto de grafitos. Porque, unidos a los exvotos del cercano núcleo de Pobeña, los grabados de San Julián hacen de Muskiz una referencia internacional en el ámbito de las representaciones votivas navales y ponen de relevancia la pertenencia de nuestro municipio a una cultura de tradiciones marítimas compartidas con otros pueblos.
Marta Zabala Llanos