Mitsuko es la joven librera que coloca los libros en su establecimiento especializado en filosofía. Taró es su hijo de seis años, y pronto sabremos que es sordomudo y mestizo. Pero nos queda mucho por saber, y Aki Shimazaki nos lo va a ir contando poco a poco.

Hôzuki, la librería de Mitsuko, cuya acción transcurre en Nagoya –la cuarta ciudad más habitada de Japón–, es una novela fascinadora y envolvente, siempre poco a poco, por constancia y acumulación. Totalmente moderna, recoge el peso de la tradición japonesa. Del mismo modo, bajo su aparente ligereza, va mostrando asuntos de enorme calado dramático y moral. Entre ellos, el aborto. También el papel de la filosofía y de la religión en nuestras vidas.
[...] Me parece fundamental no contar nada y preservar la clara intención de Shimazaki de ir revelando, como he dicho, el pasado de sus personajes. ¿Qué decir, entonces? Bastará decir que, además de un niño –pieza clave de todo– y de un gato viejo, tres mujeres heridas son las protagonistas –junto al espíritu y el paso del tiempo– de esta hermosa novela: la librera Mitsuko –que no siempre fue librera–, su madre –con la que viven Mitsuko, su hijo Taró y su gato Sócrates– y la señora Sato, una mujer afligida, casada con un diplomático, que un día entra en la librería con Hanako, su hijita. Y, detrás de todo, una historia de amor que no pudo ser, pero pervive. Bien mirado, aunque con distinto relieve, tres historias de amor. Y no digo más, salvo que les recomiendo efusivamente esta bella, delicada y doliente novela.

De la reseña de Manuel Hidalgo en El Cultural